Se acerca el periodo de vacaciones y, quienes tengan previsto realizar un viaje a algún país de la Unión Europea, deberán prever un documento que podrán utilizar en caso de enfermedad: la Tarjeta Sanitaria Europea. Se trata de un documento que acredita el derecho a recibir la atención médica durante una estancia temporal en los 28 países del territorio de la Unión Europea, del Espacio Económico Europeo y Suiza.

El viaje debe ser por motivos de trabajo, estudios o turismo y la tarjeta no es válida si el viaje se realiza con la intención de recibir asistencia médica. Es un documento gratuito y para obtenerlo, el titular deberá tener derecho a la asistencia sanitaria en el sistema de la Seguridad Social. Su validez es de dos años, con algunas excepciones: para los extranjeros residentes, la validez no se extenderá más allá de la fecha de vencimiento del permiso de residencia; para los beneficiarios de prestaciones de desempleo y subsidios o personas sin recursos económicos, el periodo de duración de la prestación en el primer caso y 90 días como máximo en el segundo.

Una vez que ha llegado a su destino europeo, el titular  estará protegido sanitariamente ante cualquier eventualidad médica que le pudiera surgir. Así, podrá recibir la asistencia de un médico, un hospital o un centro de atención sanitaria como si fuera un residente más. Eso sí, solo le cubre los gastos médicos surgidos durante el viaje por problemas de salud y no los anteriores a la realización del mismo.

En muchos países, como Francia, cobran un ticket moderador por los servicios sanitarios (un euro por consulta, 10 euros por especialista o un porcentaje por medicamento). Dado que será tratado como residente a efectos sanitarios, deberá abonar dicho importe. La ética médica impone que un médico no puede negarse a atender al paciente. Sin embargo, es muy posible que le pidan que pague por adelantado. En un caso de emergencia, le pueden enviar por fax o email un Certificado de Sustitución Provisional desde España, que le ofrece la misma protección.

De regreso en casa, le reembolsarán el importe pagado, según la normativa sanitaria del país de destino. Podrá pedir el reintegro al volver a España pero sólo le devolverán lo cobrado erróneamente (no lo que cobran normalmente a todos los usuarios del sistema de salud en el país de destino). La TSE no es una alternativa al seguro de viaje, ni cubre la asistencia sanitaria privada ni costes tales como el vuelo de regreso al país de origen o la pérdida o sustracción de sus pertenencias.